Las aventuras de un loco grupo de artistas que ponen a prueba los dogmas y la autocomplacencia En los últimos años, ninguno de los casos judiciales contra la libertad  de expresión ha suscitado tan poco apoyo social y político como el de  Anónimo García: un extraño personaje que convirtió el engaño a los  medios de comunicación en una forma de expresión artística junto a un  grupo de compañeros heterodoxos y bohemios. Mientras los supuestos  defensores de la creación libre protestaban por la condena al rapero  Pablo Hasél, Anónimo también era condenado, despedido de su trabajo y  difamado por la prensa amarilla sin que nadie se dignase a explicar la  verdad y ofrecer un contexto. ¿El motivo? Anónimo se había atrevido a  parodiar el tratamiento sensacionalista del que ha sido, sin lugar a  dudas, el episodio mediático más sensible de las últimas décadas en España. En Nadie se va a reír, Juan Soto Ivars narra las descacharrantes  aventuras de Anónimo y su grupo, sus incontables burlas y su  particular  filosofía, destinada a combatir la autocomplacencia. Ofrece con ello una  disección implacable del circo sensacionalista  y una inquietante  reflexión sobre la epidemia de propaganda, moralismo y literalidad que  impide que tanta gente interprete ciertos mensajes complejos y sutiles cuando resultan incómodos para los dogmas de su tribu. La crítica ha dicho:
«La literalidad achica el mundo, lo convierte en un claustro de gente  cognitivamente plana y perezosa, insensible a la ironía y al humor. Su crítica a este mundo literal es su nuevo libro, Nadie se va a reír, publicado en Debate, en el que cuenta la extravagante historia de Anónimo García, un artista que acabó enfrentándose a una pena  de cárcel por una sátira y una crítica que los medios y la sociedad española se tomaron de forma literal».
Carlos Granés, The Objective Sobre Arden las redes se dijo:
«Soto Ivars toma la palabra y lleva a cabo, a fuer de buen periodista,  una investigación encaminada a desvelar los entresijos del sucio asunto de los linchamientos digitales».
Fernando Aramburu «Si has escrito tuits y los has borrado antes de darle a twittear, Soto Ivars te explica el porqué».
Jordi Évole Sobre La casa del ahorcado se dijo:
«Soto Ivars desmonta la simpleza de los debates binarios y demuestra que  el duelo a garrotazos de Goya es un fenómeno global. No contento con  eso, reivindica el valor del pensamiento crítico e individual frente a  las obcecaciones grupales, ideológicas y casi ecuménicas como nuevas formas de persecución y censura».
Karina Sainz Borgo «Ofrece un luminoso análisis de buena parte de los cambios sociales y políticos que están ocurriendo en el mundo».
Bernabé Sarabia, El Cultural